Sí, claro algún mensaje subliminal, entre líneas, en un universo totalmente opuesto al mío al tuyo...Una frase al vacío, políticamente incorrecta (como el noventa por ciento de mis acciones) destilando vanidad y orgullo casi derribando (o queriendo hacerlo) al contrincante. Un contrincante que, un par de años antes, había sido compañero fiel y leal. Pero bueno la frase salió como un bólido a punto de estallar. Y, claro, en ese universo de redes interconectadas se tejió el malentendido. Una frase catártica casi fatal que devino del cansancio de querer hacer las cosas bien, un último round, un punch final a tanta histeria. Lo curioso es, querido lector, que lo mismo sucedió de manera inversa. Ese contrincante que leyó en el anonimato de la soledad aquel mensaje destructor, hizo lo mismo con mi figura. Al final, los dos terminamos siendo contrincantes, los dos terminamos siendo políticamente incorrectos, los dos nos habíamos cansado de querer hacer las cosas bien. Decir adiós es crecer, dijo Gustavo ¿no?
Por Claudio Gómez