El dúo chileno de indie pop Dënver (Milton Mahan y Mariana Montenegro) llegó a nuestro país por segunda vez para ofrecer un show el pasado miércoles 18 de abril en el escenario de Ultrabar junto a la banda Olga. Me encantaría poder explicar lo sucedido de manera objetiva pero dado a los sentimientos que entran en juego a medida que voy narrando los hechos del pasado recital, dudo mucho que pueda dejar la subjetividad de lado. Principalmente por cómo se dieron las cosas. A continuación, la crónica de los Dënver en suelo porteño...
Eran las cinco y media de la tarde cuando recibí un llamado de Favio (@CinemaInsomnio), un amigo mío. Me preguntaba si había conseguido la entrada para el show de la banda trasandina a lo cual di mi negativa ya que se me había complicado para conseguirla. 'Vení a las ocho y vamos juntos. La comprás ahí' me dijo. Colgué, me bañé y me dirigí hacia allá. Rompiendo los esquemas, la rutina, iba a ver una de las bandas actuales que más me llama la atención. Luego de una hora de viaje, llegué a su casa y nos dirigimos a Ultra Bar, precisamente a la calle San Martín 678. Llegamos temprano así que dimos unas vueltas por la zona, a tal punto de desorientarnos. Cuando el reloj marcó las nueve entramos al bar. Pedimos unas bebidas y nos sentamos en una mesa pegada al escenario. Sí, a dos pasos del escenario. Comentabamos lo cercano que ibamos a estar a los músicos como si fuera cierta premonición de lo que ocurriría más tarde. La gente comenzaba a llegar. Hablábamos, bromeabamos y nos distendíamos.Entre las personas que arribaban hubo una en especial que captó mi atención. No estaba seguro si era él . Lo miraba, lo escuchaba, estaba seguro que era esa persona. cuando se retiró me acerqué a la gente de esa mesa para constatar que se trataba de quien yo pensaba. Imaginen mi rostro cuando la respuesta positiva. Allí, a apenas dos mesas de donde me encontraba yo, estaba el señor Sebastian Carreras, fundador de Entre Ríos. Una de las personas que más admiro del circuito de músicos argentinos. No lo podía creer. Luego de dudar, de calmar los nervios me dirigí hacia él para expresar mi admiración por su trabajo. Mi felicidad era incontenible. Aunque sólo era el principio de una gran noche.
Diez y diez de la noche. Pasa cual espíritu salido de las tinieblas, Milton de Dënver. Y de la misma forma desapareció. Un rato después vemos a Mariana en el bar. ¿Es ella? pregunté a mi amigo. No sé vamos a ver. Ni bien nos acercamos pasa al lado mío, y le respondo a mi amigo 'Sí, ¡es ella!' a lo cual Favio respondió ¿Y por qué no le hablaste? había desaprovechado una gran oportunidad sin dudas. Pero todo tuvo su recompensa porque luego la vimos sentarse a una de las mesas del bar. Luego de intentar (en vano) calmar mis nervios, nos acercamos:
'Mariana, somos fans tuyos es un gran honor tenerlos aquí tocando. Yo tengo un medio en el cual difundo bandas y me gustaría intercambiar unas palabras con ustedes'
¿Una entrevista? me pregunta
'Sí,' le respondo
'Espera que le pregunto a Milton'
Y se fue a los camarines. Yo no podía creerlo, y menos aún cuando regresa y nos señala que la siguiéramos.