1. ¿Qué o quién te dio el empujón para dar los primeros pasos?
Mi papá me enseñó a escribir o a empezar a reconocer letras y armar palabras antes que el colegio. Por otro lado mi abuela era amante de la poesía, escribía muy hermoso, solía recitar casi de memoria a Alfonsina Storni y también junto a mi abuelo recitaban tangos que ella me escribía como poesía (que son) para que yo no creyera que era “cosa de viejos”. No sé si eso es dar un empujón, aunque son recuerdos muy claros que tengo, me veo en las situaciones a pesar del tiempo que pasó y eso me genera más amor del que por sí le tengo a la escritura, es como un disfrute extra o una calma volver a esos momentos. Después lo que me suele suceder es que valoro y aprecio la conversación, me encanta el poder de las conversaciones aunque estén en extinción; ese conversar cara a cara, con tiempo, con silencios fuertes, música, café, whisky, te, comida, sobremesa, con espacios, con humor, bueno, con todos los condimentos tan interesantes que contienen un momento pero yo – que soy de conversar mucho y de escuchar mucho más - no suelo hablar tanto de mí de modo personal. Las causas de eso tal vez sean para diván, pero lo cierto es que escribir me sale de adentro, es como oxigenarme de mi misma en algún punto. Yo digo medio en chiste y medio en serio que escribo para dominar mi Woody Allen interior. Cuando escribo, aún sin ser biográfica es claramente porque lo estoy necesitando, casi egoístamente escribo para mí en la gran mayoría de las ocasiones porque ahí aprendí a soltar también, así que creo que ese sí es el principal impulso: el desenredarme de mi misma.
2. ¿A qué escritores admirás?
Uff… a un montón, y siempre hay favoritos del momento, ahora estoy en pleno romance con Banana Yoshimoto. Después están los supremos, los maestros totales como Anaïs Nin, Emily Dickinson, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Burroughs, Alejandra Pizarnik, Charles Bukowski, Henry Miller, Susan Sontag, Hemingway y tantos más. También creo que hay muchos músicos que son grandes escritores, hayan publicado libros o no.
3. ¿Cuál es tu ritmo de trabajo?
No me gusta mucho hablar desde un lugar generacional pero creo que acá sí no hay mucho margen de error: somos una generación que tiene muchos trabajos a la vez y además casi sin pensarlo, por las propias actividades y las miles de herramientas que todo el tiempo surgen, se terminan creando también potenciales nuevas ocupaciones como si tuviéramos pocas. A mí me gusta mucho eso cuando tiene que ver con el instinto creativo o la pura voluntad, pero también a veces eso sucede por necesidad para poder vivir y hacer lo que nos gusta. Pero me parece clave no resignar la intención original, nuestro deseo de ser y hacer en función de eso, porque sentir ganas de hacer algo lo convierte en una misión y si es una misión es porque lo que hagamos también va a ser funcional a otros aunque no lo sepamos jamás. Es una necesidad cósmica diría, por eso nunca es tarde para empezar a hacer aquello que seamos. Personalmente no me puedo quejar porque siempre hice lo que me gusta, aunque muchas veces tuve que también trabajar en call centers, de recepcionista o administrativa, pero tampoco me quejaba en ese entonces aunque no era del todo feliz obvio, lo tomaba como el medio para poder ejecutar proyectos. Ya hace varios años que me concentré en Gestión cultural, Comunicacional y Literaria, y voy descubriendo inquietudes y aprendiéndolas para hacerlas como Producción o Curaduría que me encantan. Y por supuesto escribir, desde lo que es prosa/poesía a notas relacionadas a letras, artes audiovisuales y música.
4. ¿Cómo fue el proceso creacional de Quilombo, preludio, fotosíntesis?
Fue muy natural porque como te dije antes escribo todo el tiempo, así que en un momento, hará cinco o seis años, y un poco arengada por amigos que les gusta lo que hago, empecé a verle la forma de libro por la cantidad de escritos que tenía desde siempre. En ese momento no me animé, no sé si por el famoso auto boicot o realmente no había un deseo en mí de publicar de esa forma porque preferí seguir publicando en magazines o en radio, leyéndolos en los encuentros poéticos y musicales que se realizan o dándolos para que amigos hagan canciones. Pero el no dejar de escribir hacía que vuelva siempre a la idea de editar un libro y también siempre volvía a dormirla, también hubo en tiempo que dejé de publicar en todos lados y no leía en ninguna presentación, fue un tiempo muy intro. Hasta que el año pasado, quizás por la intensidad de los últimos tres años por infinidad de motivos que potenciaron la intensidad naturalizada que vino de nacimiento, sí sentí la necesidad del libro como objeto entendiendo también que los escritos tenían un peso enorme, mucha carga y que en algún lugar ahí me estaban como asfixiando o trabando. Pude ver que si no publicaba el Quilombo en ese momento, me iba a quedar ahí estancada y no estaba bueno eso. La mayoría de los escritos son de los últimos tres años, pero también hay algunos a los que quise darles su correspondiente y merecido lugar por haber bancado tantos años mi histeria de “sacarlos, guardarlos, sacarlos, dormirlos”.
5. ¿De qué forma sentís que tu trabajo ha evolucionado?
Ver el libro terminado y con escritos de tantos tiempos diferentes juntos fue un ticket directo a revisar mi laburo y ver cómo fue mutando. También fue como un curso espiritual invisible en el que aprendí a no ser tan dura conmigo, aunque cuesta tanto manejar la autoexigencia y la autoexpectativa… Creo que al escribir de una forma tan personal, la evolución de mi escritura va de la mano de la mía en todo sentido, es integral. Y como suele suceder la evolución no se ve muy claramente en lo cotidiano sino más bien a la distancia o en perspectiva, igual trabajo mucho conmigo misma para estar consciente de mis estados y desintoxicar todo lo que se genera en uno y en los demás con lo que uno hace, como para poder hacer lecturas más puras que permitan un crecimiento genuino y no tan forzado por el ego o los tiempos externos.
6. ¿Qué significa la literatura para vos?
Los que tienen significado en mi vida son los escritores y los libros (muchas veces más allá de los escritores incluso), pero es demasiado inmenso y abstracto hablar de la literatura con un significado en mi vida. Sí puedo decirte que a través de cientos de escritores y libros yo veo una fuente constante de energía disparadora mental y espiritual, como también muchas veces es simplemente apagar el ruido de la ciudad o mi propio ruido interior y el libro se vuelve un puente para lograr esa abstracción. En ese sentido creo que puedo hablar de un significado con la música en mi vida que es imprescindible, pero que la literatura sea esencial no le da un significado por afuera de los escritores o libros que sí lo tienen en mi vida.
7. Por último ¿Cuáles son tus metas/proyectos a futuro?
Por lo pronto que Quilombo, preludio, fotosíntesis sea leído. Tiene un mes en la calle y como no creo en la poesía linda o fea sino en la que te atraviesa o te es indiferente, espero que no sea esto último y confío que puede ser un buen compañero de los animales interiores que todos tenemos dentro. Después la vida misma: seguir disfrutando y aprendiendo, viendo que surge mientras escribo lo que puede ser el próximo libro en la mochila de varios o una poesía para que lean otros muchos online desde el celu en el subte a la mañana mientras van a trabajar o vienen de… el plan que tengo claro es ir para adelante fortaleciendo lo power que hay hoy y que se venga mejor todavía.
Entrevista realizada por Claudio D. Gómez para Escritos Circulares
Fotografía tomada de: http://barbpistoia.tumblr.com/