"Cuando era niña mis padres me leían muchos cuentos, cuentos antiguos, los clásicos, como los de Grimm, Andersen, sus cuentos de hadas. La mayoría de las historias tenían lugar en el bosque, y los niños estaban solos en medio del bosque, sin sus padres, y descubrían cosas nuevas. Creo que yo quería contar mi propio cuento de hadas".
La que habla es Joanna Lurie, una antigua estudiante de artes aplicadas que tras pasar por el mundo de la publicidad, dedicarse a fabricar marionetas y a diseñar objetos decorativos pudo al fin dedicarse a su sueño: contar sus propios cuentos de hadas en formas de cortometrajes de animación. Uno de ellos llegó a estar preseleccionado para los Oscar de 2011, pero no logró pasar el corte para estar entre los cinco nominados.
Le silence sous l'écorce es una auténtica delicia, una historia llena de magia y belleza. En él dos simpáticos personajes juegan en un bosque nevado. Parte del encanto de esta pieza está en la integración de estos dos seres modelados en 3D sobre un fondo 2D casi abstracto que le da ese aire onírico que es uno de los aciertos del cortometraje.