martes, 29 de noviembre de 2011

Esquemas del pasado, presente y otras cosas

Todas las personas cambian. Para bien o para mal. Como las letras. Algunas se vuelven más claras, otras más ilegibles. Yo estoy en la transición de ese cambio. Por ahora no hay nada definido.  X decía que yo ‘antes estaba mejor’. Es absurdo pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Es una gran apología al Alzheimer. La gente recuerda al tiempo pasado como positivo porque es cobarde. Porque son paranoicos de la nostalgia. Porque dejan lo negativo en el inconsciente y quieren recordar lo que les conviene. Pero no sólo X piensa eso.  Parte de las letras que forman parte de mi círculo gramatical piensan de manera similar. Ojalá las entendiera. No hay un diccionario para decodificarlas. Tienen un espíritu raro, extraño, totalmente ajeno a mí. Se supone que debería entenderlas por la relación que tengo yo con ellas, pero por más que lo intente suelo fracasar.
Luego de hablar con X y otras letras más, me tiré sobre el pasto. Volví a mirar el cielo y, en esa apacible mirada, me puse a pensar. ¿En qué? En nada. En la nada misma. Por un momento quise volar a otro espacio/tiempo, envolverme en mi locura, transmutarme en la nada, pensar en nada, ser nada, hacer nada, extrañar nada, sentir nada, soñar nada… ser un ente carente de nada. Sin embargo, al parpadear tropecé con esa idea. Volví a  la realidad. Miré para todos lados. Me susurraban cosas. Las ignoré. Entré a mi casa y prendí la pc. Titilaban ventanas, vórtices que querían ponerse en contacto conmigo. Eran las letras que pedían una explicación. Yo sólo les alcancé a decir que estaba cambiando, que era hora de darme ciertas licencias gramaticales, pero no lo lograban entender.  Eran nostálgicas de cómo era antes, de la forma en que solía desenvolverme con ellas. Mi relación, según ellas, había cambiado. Estaba más aislado de las formas gramaticales políticamente correctas, no era el mismo de antes. Temían lo peor, temían perderme. Pero les dije que se tranquilizaran, que me llevaría un tiempo encontrar la regla perfecta para continuar con ellas. Pero también les dije que así como existe una regla, también existe una excepción. 


Escrito por Claudio Gómez