martes, 6 de noviembre de 2012

Cortometraje: En tus brazos

En tus Brazos es un gran corto maravillosamente musicalizado por el tango homónimo, que narra la historia de un par de bailarines con una estética un tanto vintage...

La breve película está cargada de emoción, melancolía y pasión. Muestra la belleza de la tragedia al compás del más puro tango porteño: "En Tus Brazos" de Alfredo de Angelis y Oscar Larroca y "EL Huracán" de Edgardo Donato.

Presenta un excelente acabado, altísima calidad de las animaciones y actuaciones, está lleno de creatividad y llega a trasmitir un caudal magnánimo de emociones, por la pasional música y por la expresividad de los personajes.

Jorge y Elba son dos afamados y talentosos bailarines de tango, pero su mundo de compases se ve derrumbado cuando él sufre un accidente y queda postrado en una silla de ruedas.

Elba nunca lo deja y le demuestra que la vida sigue adelante. La pasión y el amor que ambos se tienen, y los sentimientos que profesan hacia esta dulce y poderosa música es la medicina que da luz y brillo a sus almas.

Música (Primera Parte): "En Tus Brazos" por Alfredo de Angelis y Oscar Larroca (vocal). Compuesta por Carlos Zárate. Letra de Elizardo Martínez Vilas (Marvil).
Música (Parte Final): "El Huracán" por Edgardo Donato. Compuesta por Osvaldo Donato.

EN TUS BRAZOS

Yo me cegué en tus ojazos
y fui a caer en tus brazos.
Y entre tus brazos yo fui feliz,
porque te amé con delirio.
Yo fui a caer en tus brazos
y así llegué hasta el martirio;
te juro que enloquecí,
cuando por dentro me vi,
y comprendí lo que hacía.
Quiero mirar hacia Dios,
aunque me muerda el dolor,
aunque me cueste morir.

Por quererte llegué hasta el martirio,
cuando vi que mi casa dejaba
y, aunque mi alma en tus brazos quedaba,
te dejé, que es igual que morir.
¡Cómo duele en la carne el zarpazo!
¡Así duele escapar de tus brazos!
De tu brazos, que a mí se aferraban,
gritando: ¡Mi vida se irá si te vas!

Hoy, con el alma en pedazos,
temblé al pensar en tus brazos
y cada noche de horror grité,
grité tu nombre querido.
Quise volver a tus brazos
y al ver los pibes dormidos,
te juro que enloquecí
cuando por dentro me vi
y comprendí lo que hacía.
Quiero mirar hacia Dios
aunque me muerda el dolor,
aunque me cueste morir.