Francis es un inventor. Su invento cambiará al mundo pero olvidó una cosa: los sueños siempre cuestan demasiado. Está enfocado en si mismo y su trabajo por lo que es incapaz de ver la gravedad de la situación hasta que es demasiado tarde.
Es una producción polaca dirigida por Tomek Bagiński desarollada desde el 2006 y finalmente liberado en el 2009. El corto es una pieza hermosa que está construida perfectamente en cada uno de sus aspectos. La historia se centra hacia finales del siglo XIX justo antes del invento de los hermanos Lumiere que revolucionó al mundo. Alrededor de 50 artistas participaran en alguno de los procesos del cortometraje y realmente es algo que vale la pena. Los modelos, la actuación, el ambiente, la música, los colores, la historia... los elementos encajan perfectamente.
En efecto, 'The kinematograph' es puro metalenguaje. La historia nos traslada a finales de siglo XIX, en un período en que el invento de los hermanos Lumière se encontraba en fase latente. El cortometraje habla, pues, del propio cine, del acto de creación del séptimo arte. De hecho, el título ya es una revelación de principios: "el cinematógrafo", la máquina que hizo posible el origen de la imagen en movimiento.
El objetivo de la obra es traducir al lenguaje audiovisual la tragedia derivada de la inconsistencia de nuestro mundo, aunque desprovista de la sombría suciedad que había impregnado 'Fallen Art'. Es una verdadera historia nostálgica pero, sin embargo, la tristeza que envuelve la trama no se percibe repulsiva y aplastante; hay un matiz de calidez que abraza las imágenes y crea una atmósfera dulcemente estremecedora. El director apostó por un velo de romanticismo que cubre toda una fábula visual espléndida, evitando cruzar, cabe decirlo, la delgada línea hacia la viscosidad.