miércoles, 12 de septiembre de 2018

De un recuerdo cotidiano al análisis maduro de un disco: Devorador de Corazones (La Portuaria)

Hay discos o canciones que evocan un momento, un sentimiento, una persona, un  lugar...Hay veces que esos recuerdos pueden quedar marcados en nuestra mente por la trascendencia y lo determinante que puede ser en lo que somos. Pero también un disco o una canción puede quedar en nuestro pensamiento por un acontecimiento banal y desapercibido que no logra trascendencia hasta después de un largo tiempo. Eso me sucede con La Portuaria, una banda que me evoca momentos de cotidianeidad en aquellos momentos de pre-adolescencia del lejano 2003. Me lleva a aquellas tardes en la casa de un viejo amigo en las que pasábamos el rato entre juegos de mesa y música de fondo. Ajena, claro. Quien musicalizaba las tardes eran sus hermanas mayores, y entre los temas que siempre se repetían estaban Selva, 100000 Km, El Bar de la Calle Rodney, Nada es Igual y Devorador de Corazones. Era tal la repetición que en cuestión de tiempo ya me sabía todas las letras sin saber quién las interpretaba, claro.

Tiempo después me volví a encontrar con esta banda pero desde otra perspectiva, quizás desde un análisis más profundo. Ese encuentro fue en el libro Antología del Rock Argentino de Maitena Aboitiz. Allí no sólo me  encontré con el nombre de la banda sino también con el genio detrás de la canción: Diego Frenkel. El músico explicaba el orígen de la letra Nada es Igual: "Me sentía un poco solo, herido de amor, separado de una chica". Precisamente de ese mal momento surgió su frase "Diego, hace amigo del dolor", a partir de algo que le dijo una amiga en una de esas noches de tristeza. El artista cuenta también que también la letra refleja un poco su vida a los 27 años, entre el budismo, el existencialismo, los amigos y las angustias: "Por ejemplo la frase "Tenía frío en las noches de calor, que hace tiempo creía que era imposible estar bien en soledad, que la cama fría en la noche tibia un día lo iba a matar" ¡Me estaba hablando a mí mismo!". Ya desde un   lugar más maduro y desde otra experiencia empecé a ahondar en la obra de Frenkel y a valorarla desde otro punto de vista. Devorador de Corazones empezó a formar parte de mi catálogo de discos preferidos ya no porque me puede evocar un momento allá en 2003 sino también por su calidad artística. Sin más, les comparto el álbum para que lo puedan disfrutar: