Desde grande que me gustan las películas de chicos, pero nunca una me acarició tanto como Anina. Este film animado de origen uruguayo está basado en una novela de Sergio López Suárez y fue estrenado en Argentina en el marco del BAFICI. A pesar de no llevarse el premio de la crítica especializada, arrasó con el voto y las ovaciones del público (tanto adulto como infantil), de tal forma que fue presentada nuevamente en el reciente ciclo llamado “BAFICI animado”.
La historia que retrata la película es quizá muy simple, pero de tan sencilla enamora. La protagonista es una niña llamada Anina Yatay Salas (apodada por sus compañeros “la triple capicúa”), nombre elegido por su padre debido a su extraña y sana obsesión por los palíndromos. A pesar de la buena intención de su progenitor, Anina está harta de ser el centro de burlas, pero lo que ella no comprende es que no importa el motivo, ningún niño de diez años se salva de ellas: en Uruguay, en Argentina, en Francia o en la China, si no te molestan por gordo, te molestan por flaco; si no te molestan por tu apellido, lo hacen por la música que te gusta y sino simplemente porque tu nombre se escribe igual y de ida y de vuelta.
La historia transcurre en Uruguay y retrata el conflicto de una niña, quien en parte del film se convierte en la voz en off narradora, al presentarse un castigo extraño propuesto por la directora de su escuela. La película oscila entre escenas de la vida de la protagonista y diversos pensamientos productos de su imaginación (no debe sorprenderlos que Anina esté a punto de saltar, cual tortafrita, a una sartén repleta de aceite caliente). Las ganas de abrazar a la protagonista, a cada uno de sus personajes y porque no a su director, es causada por la nostalgia producida por distintos elementos del film: el retrato de diferentes casas bajas, los adoquines en las calles, los almacenes de barrio, la escuela con guardapolvo blanco, los viajes en colectivo interrumpidos por un cantor que pide monedas, las vecinas chismosas y aquella maestra mala con un pelo en la verruga de su rostro. La historia está contextualizada en Montevideo, pero esto no limita a nuestra mente a trasladarse hacia algún barrio o pueblo de la Argentina, junto a aquel “que se yo” característico.El título de la película no solo hace referencia al nombre de la protagonista, sino que representa el centro de la narrativa y resume su enseñanza: “Las cosas importantes de la vida son de ida y vuelta”. A partir de esta idea no solo se expresa un mensaje de solidaridad, amistad y bondad entre amigos y compañeros de escuela, sino que se plantea una crítica acerca de una concepción de la educación, tanto en la escuela como en cada casa, que piensa al niño como un recipiente vacío dispuesto a ser llenado.
Esta historia marca determinada ideología, la cual incentiva a cada botija o pibe (dependiendo de qué lado del charco se vea) a ser un sujeto pensante y constructor de su propio camino.
martes, 30 de julio de 2013
BAFICI Animado: Anina (Por Zoé Lavalle)
7/30/2013 11:10:00 a. m.
Cine