jueves, 16 de febrero de 2012

Cuento corto: Noche

Llegaste. Cerraste la puerta, tiraste las llaves al sofá y prendiste la radio. Encendiste un cigarrillo y te pusiste a mirar por la ventana. ‘¿Cuántos abriles han pasado ya?,’ te preguntaste. Una pregunta retórica que te esforzabas por responder. Cerraste los ojos para intentar recordar ese momento. Circunstancial como todo lo que te solía ocurrir.
Ese día era una noche como todas. Al menos así la recordabas. Pero muy en el fondo sabías que a la larga todo fue delirio. Un caos perfectamente organizado. Tenías que decir que sí, ese era el plan. Pero lo echaste a perder con un no. Lo llamaste y le dijiste que lo pasarías a buscar. Se encontraron en la peatonal de Florida, dieron unas  vueltas por la gran avenida y fue allí donde vieron que ellos se acercaron a un pasadizo oscuro que daba hacia al parque. Allí se vislumbró una luz que encandilaba la atmósfera que los rodeaba. Nada volvería a ser como antes. Pero lo importante no fue lo que pasó sino cómo reaccionaste vos. Huiste y lo dejaste a la deriva. ¿Acaso no era el amor de tu vida? Parece que no. No, no llores ahora. Arrepentirse no es solución. Lo hecho, hecho está. Sí, ya sé. Hace varios abriles que sufrís de insomnio. Sí, lo sé. Hace varios abriles que tenés pesadillas y no dejás de mencionar su nombre. Lo que suenan son sus últimos susurros, sus últimos gestos disipándose en la niebla. Nunca más escuchaste de él. Llamados a la deriva, recorriste los mismos lugares que solían tomar juntos pero jamás lo volviste a ver. Entre la muchedumbre más de una vez creíste verlo. Abriles. Muchos abriles han pasado. Sí. Y la esperanza del reencuentro no perdiste. No…




Escrito por Claudio Gómez