Para quienes no lo conocen, Caicedo lideró diferentes movimientos culturales como el grupo literario los Dialogantes, el Cineclub de Cali (aquí nuevamente retomamos la idea de su pasión cinéfila) y la revista Ojo al Cine. La premiación en 1970 por su obra ‘Los dientes de Caperucita’ lo llevó al reconocimiento dentro del circuito intelectual. Sin embargo, a pesar del futuro que tenía por delante, decide quitarse la vida el 4 de marzo de 1977 a la edad de 25 años. Algunos hacen la conexión de su muerte con la obra ¡Que viva la música! en la cual afirma que vivir más de 25 años era una vergüenza.
“Acabo de salir de cine y contemplo con horror la noche que me habita dentro” L.Caicedo
Para concluir cito un párrafo de Caicedo escrito en la revista ‘Ojo al cine’:
“Si una persona de cultura media lee un libro cada semana durante un año entero, es muy probable que al término del año su conocimiento sea mayor, que tenga nuevos y mejores puntos de referencia para actuar ante la vida. Del otro lado, si una persona de cultura media va al cine todos los días de un año, es muy probable que: 1) sepa menos de cine que cuando empezó a verlo, 2) su comportamiento ante la vida haya quedado bastante desfigurado, que tales sesiones de orden cultural le hayan causado ciertos traumas y neurosis de los que no fue consciente en el proceso de transmisión y que ahora le será muy dificil controlar y evitar que sigan aumentando, casi que en progresión geométrica”.
