lunes, 25 de marzo de 2013

Poema: Pensando en pensar (Franco Dalzotto)


Tuve un pensamiento subyacente
De esos que se te escurren sin querer;
Como cuando lees a Julio Cortazar;
Y se te hace como arcilla entre las manos.
La sensación de recordar sin intención;
Ese olor a angustia con un dejo dulce
Que te empuja inconsciente e incoherentemente
A abrir las puertas de una casa tomada.
Y como si descorchara un vino bien añejado
Degusto la ironía de la situación;
Derramando la lógica por doquier     
Razonando éticas y morales caducadas.       
No hay justos ni inicuos en el jardín del edén,
Solo esa excusa pretendo abrigar
Con el afán de adquirir la libertad de mis actos
Y la alianza entre un buen sueño y la conciencia.
La asfixia me impulsa a moverme frenéticamente,
La búsqueda de mi mismo, se exhibe como un envés
Planteándome y proponiéndome una sutil pregunta
Que con admirable elocuencia responderé, sin fundamentar.
No hay victima ni victimario, acá, en mi jardín,
Ni victorias caprichosas ni fracasos inmerecidos,
La verdad no se riega, no se cincela ni se premedita;
Se arroja, tratando de no amolar, bien a la cara.
Lo perdido fue en cierto momento adquirido,
Y el que hoy este ausente, me lleva a reflexionar
Si, ¿fue logrado por efecto de un buen accionar
O sencillamente por tomar lo que se presentó cómodo?
Soy el prosista de mis desdichas fatídicas,
El torpe y miope conductor de mis pies
Que los guía atropelladamente
A un destino ya sufrido y, peor aun, conocido.
Extraviado el rumbo, ya no pude escapar ni escampar,
Nadie pudo nunca, más que yo, sabotearme.
Si llegue a concebir la peor expresión de mi ser;
Eso que tanto odie, el hecho de pensar solo por pensar.
Dichoso y orgulloso ostenta mi cerebro el razonamiento,
Más el alma me mira con seriedad y reproche
Sabiéndome culpable y calculador,
Adulador de mi vivacidad y maña, dueño de mi hipocresía.
El cierzo arrasa lo funesto, en tanto que la niebla me obnubila
Armando un cálido paréntesis, para darme tiempo de valuarme;
No todo es tan oscuro allá, en el averno de mis sienes,
No todo es lógico, no todo es apatía ni desazón.
Mi lengua balbuceante no halla definición,
Perdida en las redes que se tejen, sutiles y dúctiles,
Entre las palabras y las ideas;
Paradójico puente entre mi boca y mi calavera.
La ignorancia supo sofocarse tenuemente
En los ríos que fluyeron del razonamiento de gigantes,
Estos que con sus palabras invadieron mi ser;
Y el conocimiento trajo de la mano más preguntas.
Soy producto de una simple ecuación, acción y reacción;
Fruto de una decisión, consecuencia de un despertar.
Aprendieron mis oídos a escuchar y mis labios a callar,
Abriéronse mis ojos, pude observarme y mirar hacia adentro.