lunes, 25 de febrero de 2013

Estreno: Amour (Por Juan Tranier)

La obra de Michael Haneke siempre fue difícil y esquiva a la hora de intentar aprehenderla, nunca tiene un sentido único y acepta múltiples lecturas. En principio, se puede hablar que una de las principales obsesiones de Haneke es el retrato despiadado de las clases altas europeas, sus modos y comportamientos cuando las situaciones apremian, el despertar de lo oculto y el desespero por mantener el statu quo. En la mayoría de sus películas se puede ver como un refugio de alta cultura y gran poder adquisitivo se vuelve frágil y resquebradizo ante una amenaza. Esta amenaza puede ser externa e intencional, como sucedía en Funny Games (1997, o su remake, hecha por el propio Haneke para el mercado estadounidense, en 2007), Código Desconocido (Code inconnu: Récit incomplet de divers voyages, 2000), o en Escondido (Caché, 2005); o bien puede ser interna y en el seno familiar, como en Benny’s Video (1992), en La Profesora de Piano (La Pianiste, 2001) o en La Cinta Blanca (Das Weiße Band, 2009). En Amour (2013) aparece un tercer tipo de amenaza en el cine de Haneke, y es la del orden de lo natural, en este caso, el paso del tiempo.

Fondo negro que abrupta y violentamente es interrumpido por el sonido y la imagen de un grupo de bomberos forzando la puerta principal y entrando al departamento de Georges y Anne, pareja octogenaria de ex profesores de música que viven su retiro en un coqueto departamento parisino, consumiendo alta cultura en la soledad de su fortaleza privada. Por el gesto de los agentes podemos comprender que el olor a encierro y putrefacción es insoportable. Ya en el dormitorio podemos ver a Anne recostada en la cama en avanzado estado de descomposición. Corte a negro y título del film en blanco; parco, seco. Este es el comienzo de la película, a partir de aquí, lo que veremos son los últimos meses de esta pareja antes del fin.

Georges y Anne vuelven de un concierto de música clásica (en la única y breve escena que transcurre fuera del departamento) y encuentran la puerta de su casa violentada; sin alarmarse, cierran todo y van a dormir como siempre. Pero Anne esa noche no puede dormir. A la mañana siguiente, durante el desayuno, Anne sufre un bloqueo, un desvanecimiento o una pérdida de memoria que llama la atención de Georges. Elipsis temporal que nos llevara más adelante en el tiempo en la que nos enteramos que Anne sufrió algún tipo de accidente cerebro-vascular, que fue operada y que ahora está volviendo a su hogar con el cuerpo paralizado y en silla de ruedas.

El acontecimiento de la puerta violentada es muy breve pero significativo, sirve para anticipar lo que ocurrirá al final y como disparador del malestar de Anne; de hecho, cualquier eco, persona o animal del exterior (una secuencia extraña incluye a Georges persiguiendo a una paloma que ingreso al departamento por una ventana) será considerado un ente extraño y poco bienvenido por la pareja, incluso su propia hija.

Georges decide cuidar de Anne y prescindir cualquier tipo de internación, pero el estado de Anne ira de mal en peor y Georges se verá sobrepasado, llegando a tomar medidas drásticas.

La pérdida del lugar cómodo y consolidado de la alta burguesía es una de las recurrentes en el cine de Haneke, como habíamos dicho anteriormente, la amenaza externa, la interna o la natural, vienen a sacudir y estremecer estas estructuras endebles. En el caso de la amenaza externa tenemos como ejemplo aFunnyGames, donde dos adolescentes acosan sádica y cruelmente a una familia acomodada en un fin de semana aterrador; o en Caché, donde un presentador cultural televisivo recibe una serie de videos que vulneran su privacidad e intimidad, revelando oscuros secretos de su infancia. En el caso de la amenaza interna se puede usar de ejemplo a Benny’s Video, donde los padres de un precoz asesino deciden ocultar el crimen de su hijo para no perder su posición social; o La Cinta Blanca, donde toda una pequeña comunidad encubre un accidente ¿casual? Y, finalmente, en Amour, es la amenaza natural, o el tiempo, el que pone en peligro las pequeñas comodidades burguesas.

En la obra de Haneke nunca hay un sentido cerrado y univoco, pero no es casual que las víctimas de las amenazas sean blancos acomodados pequeño-burgueses y que las amenazas sean de índole racial (Caché), social (Código Desconocido, Benny’s Video), o religioso (La Cinta Blanca).

Georges y Anne viven en un departamento muy bonito, refugio de la alta y vieja cultura europea, lleno de libros, pinturas y un soberbio piano de cola (a esta altura podemos afirmar que el departamento es un personaje más, con sus pliegues, formas y configuraciones propias); independientes y autónomos en su accionar. Pero la enfermedad de Anne viene a cuestionar esta situación, obligando a Georges a salir de su comodidad y atender a su convaleciente esposa. El malestar y frustración en la cara del amoroso esposo es notorio, ama a su esposa y no le queda otra alternativa, pero su situación es angustiante. El departamento, que antaño era hogar y dulce resguardo para pasar sus últimos días, hoy es una prisión, es un ambiente claustrofóbico y opresivo, que lentamente se ira deteriorando, como la mente y el cuerpo de Anne. La aparición de la hija de ambos, interpretada por IsabelleHuppert (que ya había actuado en La Profesora de Piano, otra historia oscura), viene a enfatizar la idea de repulsión y miedo de las clases altas al cambio, a la inestabilidad. Eva (Huppert) es músico profesional, viaja constantemente, tiene problemas sentimentales y es de lo único que habla cuando se enfrenta a su enferma madre, negando su condición. Georges la increpa dura pero realísticamente cuando su hija cuestiona los cuidados que se le están dando a su madre: “Hablemos seriamente –dice él-, ¿quién la va a cuidar? ¿Vos? ¿La vas a llevar a tu casa? ¿La vas a meter en un hospicio?”Y mete el dedo en la llaga, la preocupación está, el deseo de ayudar también, pero la verdad es que ella no desea verse involucrada.

De nuevo, los sentidos en las películas de Michael Haneke son esquivos, las interpretaciones, múltiples y variadas. Ahí están, para sumar confusión y ambigüedad las escenas con la paloma, los sueños opresivos de Georges, la mirada perdida de Anne, que parece estar viendo y sufriéndolo todo desde alguna dimensión lejana. Una mirada real, cruda y adulta sobre el peso del cuerpo, el deterioro de la mente, los límites del amor y la responsabilidad ante nuestra familia y seres queridos.

Párrafo aparte para las actuaciones de Jean-Louis Trintignant (Georges) y Emmanuelle Riva (Anne), viejas estrellas olvidadas del cine francés, que con hidalguía y estoicismo llevan adelante esta película sobre sus hombros, mostrando las imperfecciones de sus propios cuerpos, hablándonos directamente, en una especie de metalenguaje, en una puesta al abismo, siendo que ellos mismos están en el ocaso de sus vidas.

Amour, definitivamente, no es un film para todos, tiene sus tiempos internos propios, es una película de cámara, que avanza lenta y progresivamente, como la enfermedad de Anne, pero, también, es un film seco, duro, y absolutamente personal, sin sentimentalismo ni condescendencia, sin ceder un centímetro a los lugares comunes.


Por Juan E. Tranier


Ficha técnica:


Amour,  127’, FRA/ALE/AUS, Les Films Du Losange / X Filme Creative Pool / Wega Film
Dirección: Michael Haneke
Guión: Michael Haneke
Producción:Michael André, Stefan Arndt, Alice Girard, Daniel Goudineau, Veit Heiduschka, Hans-Wolfgang Jurgan, Michael Katz, Wolfgang Lorenz, Heinrich Mis, Margaret Ménégoz, Bettina Reitz, Bettina Ricklefs, UweSchott
Fotografía: Darius Khondji
Montaje:Nadine Muse, Monika Willi
Arte: Susanne Haneke, Sophie Reynaud
Reparto: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, Alexandre Tharaud